Lo que comenzó al recibir el año nuevo del 2021 en Guadalcázar, se convirtió, hasta el día de hoy, en el viaje más largo acompañado por mis amigos... Una experiencia que sin duda llegó hasta lo más profundo de mi alma.
Recorrimos parajes naturales sin igual por México e hicimos estancias magnificas y llenas de escalada. La pandemia abrió la puerta para estar entre un mes o hasta cuatro en cada sitio.
En el verano del 2022 terminaría en otra de las experiencias más profundas que jamás imaginé experimentar.
Un día, en el cerro de la Bufa, Guanajuato, caí tras pasar la primera protección de una nueva vía que estaba intentando escalar; la protección se accionó con normalidad, cachando mi caida.
Volví a intentar aquella entrada al segundo bolt de la ruta, pero al caer, el mosquetón que me sostenía se salió de la plaqueta y no quedó nada de equipo en el muro
Caí al piso
Al despertar mis amigos me dijeron que llevaba alrededor de 30 segundos de convulsión seguidos de 30 minutos de inconsciencia. Me salía sangre por la boca y apenas entendía un poco de lo que mis amigos me decían. Había caído de cabeza de unos 4 o 5 metros y me había golpeado en un costado de la cabeza; un árbol me ayudó ligeramente en la caída.
A partir de ese momento, me esperó una tediosa y lenta misión para intentar salvar mi vida. Quizá me desmayé otras 6 o 7 veces durante el día debido a la hinchazón de mi cerebro, que no dejaba que entrara el oxígeno.
Recuerdo despertar con los shocks de adrenalina y dolor que me daba la aguja que cosía las 9 puntadas que quedaron en mi sien.
Me viene a la mente también las caras de mis amigos llorando, a mi padre entrar corriendo al lugar, que no era fácil para mí mantenerme despierto, aunque en varias ocasiones una enfermera y amigos me pedían que luchara por mantenerme despierto mientras me hacían más preguntas, yo entendía en el fondo que se me estaba yendo de las manos el sueño de vivir.
Gracias al doctor que supo que lo que me faltaba era oxígeno, me estabilicé y me trasladaron a otro hospital en la ciudad de León donde pudiera verme un neurólogo con urgencia. El cansancio me superó y al final sólo recuerdo algunas imágenes de la ambulancia a toda velocidad cambiando de carril en la carretera. Al ver las caras de asombro en los doctores que me atendían, sabía que nada estuvo bajo control.
Cuando desperté al día siguiente en el hospital, bueno, para empezar, yo no esperaba despertar. ….....
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Ese proceso concluyó en una nueva oportunidad de decidir qué era lo que me iba a importar en la vida ahora.
Dicen que la muerte no es más que la misma vida diciendo “Vive, que esto es sólo una vez”.
Le confesé a mi psicólogo que durante unos días después del accidente aún me veía al espejo dudando de la realidad, abría cajones en mi casa que sabía que tenían alguna cosa en su interior buscando alguna especie de falla en la matrix. Desde entonces he escrito muchas cosas, pero sólo para mí.
Cuando volví a escalar otra vez, rompí la incertidumbre sobre si tendría miedo a escalar después de algo así, y fue mi decision lo que me ha impulsado a el top.
Decidí que no iba a vivir lo que queda de mi vida con miedo y que iba a dedicarle mi tiempo a las cosas que más me apasionan, a la gente que quiero y a ayudar a los demás colaborarando con algo positivo siempre que pueda hacerlo.
Ahora soy capaz de llorar viendo películas que antes me aburrían, créanme que ahora disfruto el doble los momentos que estoy con mis padres, con mis hermanas, con mis amigos, con desconocidos, a veces siento que puedo disfrutar de tener un problema que resolver.
Hoy siento que nunca había estado tan motivado a lograr las cosas que siempre había soñado. Siento que por medio de la arquitectura podré ayudar a mucha gente a tener una mejor calidad de vida, siento que me quedan muchos años de escalada y amigos, inclusive me siento enamorado, y eso me llena de pasión.
Cuando me invitaron a escribir aquí, nunca pensé que me costaría hablar un poco de mí. Por lo general, uno pensaría que sería fácil contarle a todo el mundo las cosas que están pasando en nuestra vida, pero la realidad es que las cosas suceden tan velozmente que nosotros apenas vamos cuando la vida ya viene de regreso.
Siempre había sido un soñador; ahora que me pongo a pensar en mi pasado, desde niño puedo recordar que lograba ser optimista con las cosas que me daban miedo, eso sin duda alguna se lo debo a mis padres. Lo que la pandemia hizo conmigo estando encerrado fue hacerme recordar quién era el verdadero Fer, el mismo niño que durante 9 años de su infancia recorrió la sierra local en compañía de los Scouts de San Luis.
Desde ahí soñaba con recorrer montañas. Yo no tenía mucha idea de lo que pasaría pero desde el principio me pareció que esto es algo que no se puede dejar pasar, hay que vivirlo.
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Be safe out there
Pasemos la vida de forma fluida y constante
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Dirección de estilo: Cecilia Bellazetín
Que chido Fer
libres!